lunes, 23 de septiembre de 2019

Atril de honor: Charles Mackerras

Aunque neoyorquino de nacimiento, fue un director de orquesta australiano que nació en 1925 y que vivió en un ambiente musical suficiente para que su vocación llegara pronto, empezando por un entorno favorable a esas inquietudes musicales: desde ser descendiente lejano de uno de los pioneros de la música australiana, Isaac Nathan hasta una madre wagneriana. Casi niño precoz, estudió violín, posteriormente flauta y componía breves piezas musicales, incluso canto cuando estaba en el Saint Aloysius College. Con dieciséis años estudió oboe, piano y perfeccionó composición, además de pequeños trabajos relacionados con ésta(rehacer algunas de las partituras que habían sufrido con el conflicto bélico). Profesionalmente, comenzó en una orquesta(ABC Sydney Orchestra) como instrumentista de oboe(segundo oboe y, luego, primero). En 1947 estuvo en Londres y, ahí, por esas cosas del destino, pudo obtener una beca para estudiar en Praga con Vaclav Talich. Ese periplo en la capital centroeuropea le va a meter de lleno en los compositores checoslovacos, especialmente Janácek), los cuáles llevaría consigo en el resto de su carrera y fue su “portavoz” para el resto de teatros que confiaron en él cuando se ponía en escena estas óperas más allá de Checoslovaquia. Además, durante su estancia en Londres también profundizó en los músicos barrocos. Otro compositor que forma parte de su vida fue Arthur Sullivan, quién trabajó conjuntamente con W.S. Gilbert en varias obras.


Prácticamente, su carrera como director de orquesta llegó hasta el final de su la vida con 84 años y con un par de proyectos por cumplir. También es cierto que en los últimos años había rebajado el nivel de compromisos por una lesión de hombro. Aparte de haber sido director invitado de algunas de las grandes orquestas, también fue director musical de la Sadler's Wells Opera entre 1970 y 1977, compañía actualmente más conocida desde comienzos de los ochenta como English National Opera(E.N.O.). Si bien, el nexo con dicha compañía venía ya de comienzos de los cincuenta. Previamente, entre 1954 y 1956 fue como director principal de la BBC Concert Orchestra. Entre 1982-85 fue el director de orquesta-jefe(Chief director) de la Sydney Symphony Orchestra. Debutó en el Met en 1972 con Orfeo y Eurídice y siguiendo, con cierta regularidad hasta 2002. Entre 1987 y 1992 fue director musical de la Welsh National Opera(la ópera nacional de Gales). Aparte de las menciones recibidas, hay momentos históricos como el mencionado de apertura de la Ópera de Sydney en 1973 o la reapertura de la ópera estatal de Praga en 1991 con una producción de Don Giovanni dentro del homenaje por los 200 años del fallecimiento del universal compositor de Salzburgo. Como último referente a destacar, haber sido el director musical de la Orquesta de Cámara de Saint Luke en Nueva York entre 1998 y 2001.


Aunque sería extraño comentar un repertorio para un director de orquesta-otra cosa es para un cantante que puede estar más relacionado con su capacidad técnica y vocal-, en este caso habría que incidir su relación con el barroco pero también, de su paso por Praga, su aprecio por la obra centroeuropea, especialmente Janáček. Por lo demás, la apuesta por un repertorio clásico(Mozart,Brahms,Mahler,etc). A nivel de discografía, sigue en la misma línea que su repertorio pero sí incidir en una amplia cantidad de obras llevadas a diferentes formatos desde que comenzó en 1952, siguiendo sus discos grabados en un lado y otro del Telón de Acero. Aunque partidario de las grabaciones, también critícó los modos de grabación y lo que lleva de pérdida de tiempo a la hora de evaluar las tomas antes de proceder a la definitiva interpretación.



Terminamos la entrada con dos entrevistas-eso sí, en inglés- una escrita con un clásico como es Bruce Duffie y que aquí es un asiduo de conversaciones humanas pero también técnicas, que considero interesantes. Otra opción es la última entrevista realizada en televisión y lo recomiendo aunque sea en menor medida porque la calidad de los subtítulos generados es discreta. Es importante, eso sí, entender las cualidades de un director de orquesta.


viernes, 13 de septiembre de 2019

Momentos magistrales: Temporal de La Cenerentola

No puedo evitar pensar en un tipo de fragmentos operísticos cuando se avecina una “gota fría”, aunque ahora tenga ese nombre tan “explosivo” de Depresión Aislada en Niveles Altos(DANA)- que puede basarse en conceptos diferentes-pero que sigue dejando la misma sensación de lluvia intensa por aquí abajo. Alertas naranjas...ya rojas amenazan días pasados por agua y casi con la canoa a mano. Hace unos años, muy posiblemente en otra gota fría, dejé un artículo sobre el temporal más celebre en la ópera, el de “El barbero de Sevilla”, de Rossini. Hoy, el maestro de Pésaro nos vuelve a inspirar con otra escena en las que sabía sacar todo lo espectáculo sonoro que permiten los relámpagos y la lluvia y traducirlas en notas musicales. En ambos casos, eran escenas que permitían trasladarnos a esa escena final de la ópera, donde se resolvía todo; quizás prescindibles en el argumento, sí que eran fundamentales o así me deja la sensación de momentos de gran intensidad para el público asistente.



En este caso, ya regresados Angelina-Cenicienta(por su lado) ,Don Magnifico, Clorinda y Tisbe(por otro lado) a casa tras la fiesta, tenemos esta escena “tormentosa” también por el enfado de Don Magnífico que ve que la joven-o alguien que se le asemeja mucho en la fiesta- puede reventarle su propósito de lograr que una de sus otras hijas sea la elegida por el príncipe Ramiro. Tras el temporal, llega el noble con su secretario Dandini -indicar que durante la ópera habían cruzado los papeles para que él pudiera elegir sabiamente- y se desvela cuál es la elegida...y que, evidentemente, es la propia Angelina. Como la bondad gana sobre la mezquindad de las otras dos hermanastras que, al final, acaban aceptando con cierta alegría que la joven tenga suerte de esposarse con el príncipe.



Obviamente, el compositor jugó con la orquesta para darle vida a un temporal que, sin llegar a la exquisitez de “El barbero de Sevilla” parece, con todo, más espectacular. Los instrumentos de cuerda logran mostrar ese goteo incesante de esa lluvia que arrecia con fuerza mientras que los de instrumento de viento metal(especialmente trombón) y viento madera(fagot) logran que la tormenta y los relámpagos sean creíbles absolutamente, sin olvidar algún elemento de percusión. Otra de las maestrías es lograr , después, como amaina la tormenta.