viernes, 27 de marzo de 2020

Anna Moffo

Anna Moffo quiso ser monja. El destino y su esfuerzo ganando la beca del Instituto de Música Curtis lograron que su camino en la vida se dirigiera hacia la música. Anna Moffo fue, cual Fígaro, cantante, presentadora, actriz. También es cierto que su camino juvenil le había llevado, incluso, al deporte, aparte de esa pretensión de la que comentaba al comienzo del artículo. Nacida en Pennsilvania pero de padres italianos en 1932, estudió canto en el mencionado Instituto Curtis. También fue tentada por Hollywood pero su camino por la ópera tuvo continuidad con la beca Fulbright , que le llevó a Venecia y al Conservatorio de Santa Cecilia, en Roma. Su debut llegó con el rol de Norina(“Don Pasquale”, de G. Donizetti) en 1955. Comenzó un período intenso de su carrera.






Desde su debut en 1955 hasta comienzos de los 70 estuvo solicitada por los grandes teatros hasta que su instrumento fonador llegó a un declive partícular por el esfuerzo y que le hizo apartarse de los escenarios antes de los 50 años. En el Met actuó regularmente desde 1959(Violetta en “La traviata”) hasta 1976 como Madama Butterfly, si bien actuó en 1983 en una celebración del centenario del Met; en la Scala debutó en 1956 en un concierto de música sacra y, al año siguiente, como Nanetta en “Falstaff”, aunque fueron contadas las veces que cantó en el mítico teatro milanés. Fue una trayectoria que le llevó también a un repertorio cada vez mayor pero que le fue llevando a un fin sobre los escenarios y que la propia cantante vio cuando sus interpretaciones ya eran menos valoradas al final de su carrera.






Su repertorio amplio abarcó tanto el belcantismo(no totalmente), verismo, parte del repertorio francés(llegó a cantar como Carmen y como Micaela, aparte de otras obras),alemán(Mozart, J.Strauss,Humperdinck, Gluck,etc). Respecto su discografía y videoteca, destaca esa Madama Butterfly que interpretó en 1956 y que fue el inicio de su espectacular e intensa carrera operística. Una relación de buenas versiones, amén de recopilatorios






Aparte de su carrera operística desarrolló, en el declive de su carrera vocal, su carrera de actriz aunque ello, incluso, provocó algún que otro escándalo. Con todo, destaco en el último vídeo su labor de presentadora, casi didacta en un programa llamado “Anna Moffo Show” en el que ejercía de presentadora, cantante y explicando cosas de los papeles que interpretaba. En sí, una labor que tuvo su merecido tanto en Italia como en Alemania, donde también actuó en la televisión. Fue considerada una de las diez mujeres más bellas de Italia. Con todo, viendo determinados vídeos pareció haber cogido un poco la estela que inició Maria Callas en lo que se refiere a presencia física sobre el escenario.

jueves, 19 de marzo de 2020

El papá verdiano

El próximo día 19 de marzo se celebra San José y, además, el día del padre. Como siempre que llega esta fecha recuerdo la figura de Giuseppe Verdi, quien apenas pudo disfrutar de esos felices instantes familiares. En apenas dos años, su feliz familia se desvaneció con tres tragedias sin par: la muerte de su hija Virginia, su hijo Icilio Romano y su mujer, Margherita Barezzi. Tres desastres sin paliativos que hicieron mella en el compositor, primero en su propósito de no componer más y, luego, a través de las óperas que acabó componiendo. Merelli y la conocida anécdota del “Va, pensiero” fue la motivación para volver a componer pero, además, dicha ópera-”Nabucco”- sirvió para reencontrarse con Giuseppina Strepponi, que había cantado como Leonora en “Oberto, conte di San Bonifazio”(no me refiero al día del estreno). En esa época comenzó una relación que duraría medio siglo. Buena parte de la carrera operística de Verdi se pudo deber al papel que jugó ella en la vida del compositor.


Verdi nos lleva a muchos sentimientos. Conocida es esa parte de su obra que nos lleva al compositor comprometido con la causa de la unificación italiana: óperas que en su partitura, contienen coros, frases que levantaban el alma patriótica del italiano. Sin embargo, no quiero olvidar aquí la figura familiar del padre, una situación que apenas disfrutó. Bastantes óperas contenían escenas paterno filiales es que ha sido, en cierto sentido, fácil imaginar que el compositor imaginaba cómo habría sido su relación con sus hijos de haber sobrevivido éstos.


Amor paterno-filial que podía llegar a ser enfermizo como el de Rigoletto con Gilda, idolatrado de Luisa hacia su padre hasta el punto de sacrificarse por él,etc Aquí hay que entrar en un hecho llamativo como es la muerte en escena de un hijo/a ante su mirada(mencionado Rigoletto, Miller con su hija Luisa,Guzmán en Alzira,Juana de Arco ) como si reviviera en esas óperas el dolor de la pérdida de sus hijos naturales(recuerdo, un poco más de un año de edad que tenían cuando fallecieron).


De hecho,en la primera ópera tras la tragedia nos encontramos con la relación Julieta-Barón de Kelbar pero, en sí, lo que nos concierne comienza con el triángulo Nabucco-Fenena - Abigaille, quién creía ser la hija mayor y acabó descubriendo que era hija de esclavos. Fueron sucediendo las óperas y, por ejemplo, nos encontramos con las rencillas entre Arvino y Giselda en “I lombardi alla prima crociata” aunque, al final, se juntan en la batalla final de la cruzada. Se fueron sucediendo óperas en las que la menciones eran directas o indirectas(por ejemplo, cuando Macduff recuerda como Macbeth había matado a sus hijos en una de esas escabechinas que el rey escocés realizaba para eliminar rivales).

También Verdi dispuso relaciones polémicas entre padre e hijo como es el caso de Monforte y Arrigo, una relación cargada de tensión que coge su punto álgido cuando Monforte le revela el vínculo paterno-filial a Arrigo a través de una carta de su madre. Aunque parece que todo sigue igual, Arrigo empieza a preocuparse por su padre en una fiesta que iba a ser objeto de magnicidio pero que él para. Un vínculo que le lleva a suplicarle a su padre que salve la vida a Elena, una de las cómplices del mncionado intento de asesinato y condenada al suplicio.

Aunque hubo otros papeles emblemáticos(Amonasro-respecto a Aida-, Felipe II-infante Don Carlos-,Simón Boccanegra y su hija Amelia,etc) quiero terminar este artículo con la figura de Giorgio Germont porque, en él, se encuentra una figura muy llamativa: en el acto II, le vemos como una persona capaz de entrometerse en una pareja que se quiere y pedir un sacrificio a Violetta; una persona con una marcada personalidad austera,severa que le pide a su hijo que vuelva a la familia(“Di Provenza il mar, il sol”) pero que, con el desarrollo de la ópera, se hace algo más amable:le reprocha al hijo como ha insultado a Violetta(“Di sprezzo degno”) ,que culmina en el acto último confensando a su hijo el sacrificio de amor de ella y viendo,con horror, como ella muere en los brazos de su hijo mientras él se maldice(Oh, malcauto vegliardo!
Ah, tutto il mal ch'io feci ora sol vedo!...¡Ah, viejo malvado! Ahora veo todo el mal que he hecho).

viernes, 6 de marzo de 2020

Rincón chico: Katiuska

Katiuska es una zarzuela-aunque hay quién considera su condición de opereta española- que se estrenó en el Teatro Victoria en Barcelona en el año 1931. Compuesta en dos actos por Pablo Sorozábal, con libreto de Emilio González del Castillo y Manuel Alonso, nos lleva a un pueblo perdido en Rusia tras la revolución acontecida en ese país. Un pequeño relato de amores, odios y alguna que otra risa para destensar el ambiente. Por una parte vemos al príncipe Sergio, el comisario Pedro y Katiuska en los que se basa el argumento principal; por otra parte, la particular relación de Olga, Boni y el coronel del antiguo ejército zarista, Bruno, y en el que escuchamos los números de corte más popular empezando por el que utilizaré en este primer número.

 “Cosacos de Kazán”.

 La llegada del príncipe Sergio a la taberna nos muestra el rol de éste, más preocupado de la salud de Katiuska, descendiente de la familia imperial, y pidiendo albergue para ella mientras él está ausente porque está siendo perseguido por los hombres de Pedro. Katiuska recuerda su triste pasado.Al poco de marchar el príncipe, llega el propio comisario Pedro con sus hombres. Éstos al mofarse de Katiuska reciben la reprimenda por el trato a la mujer rusa.


La mujer rusa

Ahí surge la chispa de afecto de Katiuska entre Pedro. Pero, con todo, es hora de acostarse porque el día ha sido largo, aunque los disparos de fuera la asustan porque aún quiere al príncipe Sergio y echa de menos su ausencia. Por otro lado, Bruno insiste en llevarse a Olga de la taberna, lo que lleva de cabeza a Boni, aunque éste desconoce que ella sí lo tiene en mente. Para intentar desliar el asunto, Olga quiere convencer a Boni que el coronel Bruno está enamorado de Tatiana, tía del propio Boni. Mientras tanto, Katiuska acaba reconociendo a Pedro su amor hacia él. Sin embargo, el comisario no quiere pero no por ella, es otra cosa. Para Pedro, “son dos barcas que nunca se han de encontrar”. El deber es el que impide el amor…y también el perdón hacia el propio príncipe Sergio.Es quizás uno de los dúos de zarzuelas carismáticos

Somos dos barcas

Con maestría, el compositor finaliza la zarzuela resolviendo las dos cuestiones: ¿con quién se marcha Olga a París? Con un fox-trot, disfrutamos de un final propio de cabaret pero que lleva a esbozar una sonrisa. Pero lo importante es saber el destino de Katiuska, si el amor vencerá al deber o no. Incluso el propio Pedro se arriesga cuando quiere evitar que los demás busquen linchar al príncipe Sergio y al conde Ivan(que iba disfrazado de músico vagabundo). El final es impresionante: Pedro reconoce-quizás bruscamente, que Katiuska será suya mientras el príncipe acabara siendo juzgado y sus seguidores exiliados. Mientras los acordes finales suenan recordando su dúo anterior, Katiuska y Pedro se abrazan enamorados y felices.  

Concertante y final