domingo, 1 de noviembre de 2020

Voces magistrales: Fedora Barbieri

 

Fedora Barbieri, al igual que comentamos hace unas semanas con Justino Díaz, forma parte de ese tipo de cantantes de ópera que destacaron por su profesionalidad y su presencia sobre el escenario o el estudio de grabación. En un mundo en el que el protagonismo se lo llevan los papeles protagonistas llevados a cabo por tenores y sopranos, tener una voz de barítono, bajo(en el caso de Justino Díaz y otros tantos), mezzosoprano o contraalto le permite ser reconocida en el mundo de la ópera, los recitales,etc .Sin embargo, son primordiales también para un buen desempeño de una representación a pesar de, en muchos casos, llevar a cabo un rol secundario o casi terciario. De hecho, la primera vez que escuché/vi a Fedora Barbieri fue en el rol de Berta en «Il barbiere di Siviglia», de Gioachino Rossini: el papel no tiene importancia pero sí una pequeña aria(«Il vecchiotto cerca moglie»).
 

Acerba volutta(Adriana Lecouvreur)

Nacida en Trieste en 1920, se metió de lleno en una vocación que le llevó a estudiar canto bien pronto, ganar una beca asociada que le permitió perfeccionar su formación en la escuela del Maggio Musicale Fiorentino, en su ciudad de adopción desde bien joven. En 1940 debutó como Fidalma en «Il matrimonio segreto», de Domenico Cimarosa. Algo inaudito, sin duda. Al día siguiente, por problemas vocales de la que debía interpretar el rol de Azucena en «Il trovatore». Las puertas del Teatro alla Scala se le abren a los dos años, con solo 22 años, para la Novena SInfonía de Ludwig von Beethoven como una de los cuatro solistas que llevan el desempeño de la magna obra. Su recorrido es tan espectacular a pesar de un paréntesis de dos años(1943-45) tras su matrimonio y, en cierto sentido, el recrudecimiento de la parte final de la II Guerra Mundial. Regresó con cierta fuerza pero esa culminación le llegó en 1950: debut en Nueva York.
 

Son la vecchia Madelon(Andrea Chénier, de U. Giordano)

Ese año, 1950 supuso su primera representación en el «Met» como princesa de Éboli. Fue asidua entre 1950 y 1956, volvió como Dame Quickly en 1967, tardó otros cinco años y, por último, frecuentó el escenario neoyorquino entre 1975 y 1977 cuando intervino en dos papeles de «Il trittico» en su última interpretación. En Londres hizo su primer papel en 1957 como Azucena(como así consta en su archivo histórico). En el Gran Teatre del Liceu, en Barcelona, debutó en 1957. Prácticamente, su carrera se prolongó hasta el año 2000, tres años antes de su fallecimiento, aunque había reducido, prácticamente, su presencia en los escenarios con papeles menos exigentes. Se despidió, tras seis décadas en los escenarios donde comenzó: Florencia. Ese tiempo menos exigente, comobarbi indicábamos, se unió a sus masterclass y recitales. 

Il trovatore(G. Verdi) escena acto II con Mario del Monaco

Su repertorio extenso está marcado por sus roles verdianos en el que destaca Azucena(Il trovatore) que interpretó con gran estima.Luego, los clásicos roles de mezzosoprano, abarcando desde los clásicos del siglo XVII-XVIII(Glück,Monteverdi,Cimarosa, Cherubini,etc), bel canto(Rossini, Donizetti, Bellini), verismo(Puccini, Giordano, Cilea, Alfano,etc.). También Bizet, Saint Säens) y, como particularmente llamativo, Prokofiev(Guerra y paz), Mussorsgky(«Boris Godunov») o Wagner(«Tristan e Isolda»). En lo referente a las grabaciones,realizó varias versiones en un estudio de grabación o «en vivo», destacando en ambas facetas, el hecho de estar en versiones en la que estaba Maria Callas. Otra figura en su carrera será Toscanini.
 

Dueto Falstaff-Quickly


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