Dos únicas óperas de tipo bufo
compuso Giuseppe Verdi en su vida con una distancia de más de mediosiglo, como queriendo entender el compositor que el mejor momento para el humor requería un cúmulo de sapiencia para no errar el
paso. Falstaff(1893) tuvo un sentido de humor, en cierto sentido,
profundo pero generando una serie de escenas para lograr la sonrisa
del público. También se podría buscar algunos lances de humor con
determinados personajes(destacando Melitone y Trabuco en “La forza
de destino”) pero es que “Un giorno di regno” le dejó marcado
al compositor de Le Roncole di Busseto. Fue su segunda ópera tras
“Oberto, conte di San Bonifazio” pero ya arrastraba un permanente
dolor familiar: la muerte de sus dos hijos(ambos con un año de edad,
tanto en 1838(Virginia) como en 1839(Icilio Romano) durante el
estreno de la primera ópera y la composición de “Un giorno di
regno”. Poco antes de la puesta en escena de este segunda ópera,
moría también su mujer, Margherita Barezzi. En cuatro años vivió
un terremoto afectivo, casándose en 1836, volvía a estar solo en
1840. En pleno dolor estrenó la ópera, acabando en un fracaso que
le llevó a querer dejar la composición, que sabemos que no ocurrió
por el azar y la insistencia de Merelli, empresario del teatro
milanés de la Scala; así surgió “Nabucco”.Con todo, durante
estos primeros años hubo relación de amor-odio con el público
milanés, al que le achacó no haber tenido consideración con una
persona devastada por la tragedia personal. Poco después se volvió
a representar en Venecia con otro nombre muy asociado a la ópera y
su argumento: “Il finto Estanislao”.
“Un giorno di regno” es, en sí,
una ópera con libreto de Felice Romani pero no hecho a propósito,
sino sacado del cajón. Pudo ser también un factor de fracaso porque
el argumento, enrevesado, está muy alejado del preparado libreto de
Falstaff. Más propio del humor de Rossini que de un compositor en su
segundo estreno, le pudo afectar eso también. Es decir, era un
estilo cuyo gusto ya estaba de pasada y la propia deriva del
belcantismo llevaba a una temática inadecuada de embrollo marital,
escenas en las que me imagino que el compositor no se sentía a gusto
tras el acuerdo con el teatro milanés para estrenar una ópera
buffa. Fruto de eso es que es, posiblemente, la ópera menos
representada de Verdi. Con todo, traigo aquí su obertura inicial
cargada de intensidad y contagiado entusiasmo que casi es difícil
imaginar que fuera compuesto en tal situación dramática. Con un
comienzo en Allegro se percibe la fuerza de los violines manteniendo
la orquesta pero en el que quiero destacar el juego de los
instrumentos de viento madera(flauta, oboe, fagot y clarinete y, en
menor grado, el octavino) que nos acercan más al estilo jocoso de la
trama(con ayuda también de violas, violonchelos y contrabajos) y, en
especial, al personaje principal. Un brillante combinación que nos
proporciona momentos de “diálogo” y que, sinceramente, nos lleva
a otros tiempos más rossinianos.
bertura "Un giorno di regno"
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