domingo, 21 de junio de 2020

Teatro Petruzzelli

La década de los noventa- que vio con horror los incendios del Gran Teatre del Liceu y, poco después, de la Fenice veneciana- tuvo un preludio llamativo como fue el triste acontecimiento ocurrido en Bari en octubre de 1991: el Teatro Petruzzelli ardió tras la representación de “Norma”, de Vicenzo Bellini. Obviamente, no hay vinculación directa entre el final de la ópera y el incendio porque nadie juega con fuego y menos en un teatro, pero tiene un cierto punto curioso, “purificador” que fuera, precisamente, tras “Norma”. El incendio ocurrió poco después de terminar la representación y supone, pasado el tiempo, una herida que siguen teniendo los habitantes de la ciudad italiana. Dieciocho años después volvía a abrir las puertas de un renovado teatro tras un período largo de reconstrucción e historias truculentas de un incendio “doloso” como así reflejan las crónicas. Porque, incluso en funcionamiento, el teatro ha tenido un devenir complicado.


El teatro lleva el nombre de unos comerciantes que acudieron al ayuntamiento de Bari con un proyecto de un teatro en el que el municipio cedió unos terrenos a la familia que, a su vez, se comprometía a su financiación desde la construcción. Una operación de prestigio mutuo en el que la ciudad ganaba un teatro de cierta relevancia nacional(era de los más grandes en aforo) y los comerciantes, aparte del nombre del teatro, gestionaron su actividad cultural aparte de una construcción de cierta belleza. Se estrenó en 1903 con “Les huguenots”, de Meyerbeer. Por su escenario pararon grandes cantantes de ópera- a riesgo de equivocarme, podría compararlo con el Teatro Campoamor de Oviedo- y su prestigio era alto en Italia. En 1973 fue reconocido como “Teatro de tradición”


No había llegado al siglo de existencia cuando esa noche se incendió. Se cuenta que la caída de la cúpula frenó el destrozo que ocasionó el fuego ya que lo sofocó pero dejó devastado la sala del teatro y el escenario; el resto se salvó-quizás un poco como el Liceu- por lo que ahí encontramos un punto de arranque.


Sobre el incendio se abrieron varias vías. Confirmado que fue un incendio intencionado, se condenó a los responsables directos del incendio por la vía penal; por la vía civil, ya el gestor del teatro se vio condenado a resarcir a la familia propietaria con una cantidad de dinero, aunque acabó siendo considerado insolvente. Pero también estaba la vía de la propiedad del teatro, donde el Ayuntamiento intentó varias vías-incluso la expropiación que un alto tribunal echó para atrás- hasta que, en 2009, ya se le consideró como propietario del teatro. Ahí es cuando la Fondazione Lirico Sinfonica Petruzzelli e Teatri di Bari se encargó de la gestión del teatro según una normativa. La familia propietaria intentó en los juzgados la devolución del teatro pero no tuvo el resultado deseado para ellos. El recorrido, por ese camino, tuvo episodios de sobrecoste, gastos llamativos pero el teatro fue reconstruido con dinero público.


Desde 2009 volvió también la actividad operística a Bari con la ópera Turandot, si bien el primer acto cultural fue la Novena Sinfonía de Beethoven.


Terminamos recomendando acceder a la web de la Fundación del Teatro Petruzzelli https://www.fondazionepetruzzelli.it/

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